Jacinto Almadén — (Guitarra: Justo de Badajoz) Los tientos poseen el aroma de los tangos y la profundidad de la seguiriya, eficaz fusión ésta realizada en el agitado cambio de siglo (XIX al XX). El temple del cante (0:38) nos introduce en el ambiente estilístico en el que vamos a sumergirnos. Una falseta (0:59) vuelve a recorrer los tonos sobre los que se va a desarrollar el cante. La primera letra (1:18), clásica del repertorio de tientos, tiene una melodía que puede considerarse también paradigmática de este palo. La segunda letra (1:56) nos describe otra melodía propia de los tientos flamencos. La siguiente letra (2:40), sobre un ritmo del acompañamiento muy acompasado en la clave de los tanguillos, tiene un carácter valiente y melismático, al igual que la cuarta letra (3:09), perteneciente al repertorio de Antonio Chacón, uno de los artífices de la estructuración musical de los tientos flamencos. En los últimos compases parece que el ritmo quisiera acelerarse, como suele ser habitual en los tientos, pero guitarrista y cantaor se retraen hasta el final, cuando la guitarra cierra con una marcada cadencia sobre el tono principal del modo andaluz. Hablo con mi Dios y le digo cuando me meto en mi cuarto cuando en mi cuarto me meto con mi Dios hablo y le digo. A solas con Undibel hablo con mi Dios y le digo que hasta mentira parece lo que has hecho tú conmigo. Mi pare y mi mare porque bien te quiero grandes tormentos me dan porque camela que yo no te quiera y yo te quiero de verdad. Momentos tengo en la noche que la muerte apetecía, cuando Dios no me la ha mandaíto es que no me la merecería. Del cielo bajaran los Serafines a hablar contigo de flores te coronaran sentrañas mías yo te lo digo. Si un Serafín te dijera serrana vente conmigo al cielo yo subiría tan solamente pa estar contigo.